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En un terreno en esquina de 20 x 20 mts se requiere construir siete unidades comerciales en el centro histórico de la ciudad de Neuquén. Su ubicación estratégica en el encuentro de las calles Roca y Brown presenta la vitalidad comercial y urbanidad del área central de la ciudad. Los locales deberían ser salones capaces de adaptarse a distintos tipos de usos. Si bien las principales premisas del encargo estaban en la maximización de la rentabilidad, el proyecto busco potenciar en sus decisiones la capacidad de producir arquitectura.

Entre las exigencias más importantes existía una premisa excluyente, el proyecto debía optimizar al máximo el proceso de construcción. El sistema constructivo adoptado aborda la fabricación en taller de las estructuras metálicas, cerramientos y parasoles para luego realizar el montaje en obra con el fin de optimizar los tiempos de obra y precisión en su resolución. La construcción de locales para alquiler propone un grado de  indefinición que neutraliza la complejidad del programa, por este motivo la estructura funcional está organizada en torno a un modulo base de 4x4mts, siendo la estructura quien establece el marco de posibilidades para la independencia o integración de las distintas unidades comerciales. La doble altura, el entrepiso que ocupa la mitad de la planta y la posición estratégica de los servicios y escaleras flexibilizan al máximo el área a ocupar y enriquecen la secuencia espacial en relación al espacio urbano.

Esta estrategia integral de proyecto maximiza la constructividad de la obra y por consecuencia la rentabilidad económica de los emprendimientos al poner rápidamente en funcionamiento las distintas unidades.

Esta grilla es también quien regula el cerramiento. Existe una especial atención en el tratamiento del cerramiento en relación a la forma y al lugar. El edificio encuentra su síntesis en una estructura clara y ordenada potenciada por un tratamiento monocromático de sus superficies que permite dotar de identidad al conjunto, pero que apuesta a la incidencia dinámica de la luz solar para resaltar los criterios de regulación visual de la fachada. El cerramiento amplia su área de incidencia y gana en profundidad al incorporar una serie de dispositivos arquitectónicos para la protección solar de las vidrieras de los locales. Parasoles horizontales y toldos removibles verticales neutralizan la incidencia del sol en las distintas épocas del año. El punto de mayor tensión formal se encuentra en la arista, en el encuentro formal de los parasoles, en la esquina. Así, la forma resultante da respuesta al requerimiento comercial de máximo rendimiento del emprendimiento sin desatender a su Arquitectura. 

Año: 2011-2012
Ubicación: Neuquén, Patagonia, Argentina.
Fotografia: Maju Franzan, Daniela Mac Adden, Victoria Tosello, Agustin Mercado, Dinamo.